lunes, 22 de julio de 2024

PERIJASAURUS LAPAZ, EL DINOSAURIO GIGANTE QUE CAMINÓ HACE 175 MILLONES DE AÑOS POR EL NORTE DE COLOMBIA.

 Perijasaurus lapaz es la única especie conocida del género extinto Perijasaurus ( "lagarto del Perijá"), un dinosaurio saurópodo eusaurópodo basal, que vivió a principios del período Jurásico, hace aproximadamente 175 millones de años, en la época del Toarciense, en lo que es hoy Sudamérica. Sus restos se hallaron en las "rocas rojizas tipo Girón" de la Formación La Quinta del departamento de Cesar, en Colombia.



El espécimen holotipo, UCMP 37689, una vértebra dorsal, fue descubierto el 27de marzo en 1943 en el flanco occidental de la Serranía del Perijá por una expedición de la Tropical Oil Company, y el fósil fue enviado a las colecciones de la Universidad de California en Berkeley. A partir de su descripción en 1955, UCMP 37689 había sido mencionado en la literatura científica pero sin haberse desarrollado ningún consenso sobre sus afinidades.​ Eventualmente, el yacimiento original de descubrimiento pudo ser examinado y el hueso fueron preparado, permitiendo describir y nombrar al nuevo género y especie Perijasaurus lapaz, en 2022. El nombre del género, "Perijasaurus", se refiere a la cadena montañosa en que se encontró el fósil. El nombre de la especie, "lapaz", es en honor del pueblo de La Paz, cerca del cual se realizó el descubrimiento, aunque también es en referencia a los acuerdos de paz que permitieron realizar los trabajos de campo en la zona.


Contexto geológico y estratigráfico regional y local para  Perijasaurus lapaz  gen.  et  sp. nov.  (UCMP 37689). Los mapas insertados en la parte superior izquierda muestran las ubicaciones de la Serranía del Perijá (SP) y la Sierra Nevada de Santa Marta (SNSM), dos estructuras geológicas en América del Sur tropical que incorporan secuencias continentales sinrift del Jurásico Inferior al Jurásico Medio (Tschanz et al., 1974; Schubert, 1986; Ryan et al., 2009; Bayona et al., 2010; Nova et al., 2012). El mapa geológico más grande de la Serranía del Perijá occidental muestra la ubicación del holotipo de Perijasaurus lapaz. Nótese su ubicación al norte de la carretera La Paz–Manaure y al este de una falla de empuje prominente, a la que se hace referencia en la descripción original del espécimen (Langston y Durham, 1955).


Los científicos señalaron que Perijasaurus es un eusaurópodo basal cercanamente relacionado con Cetiosaurus, Patagosaurus, Bagualia, Nebulasaurus y Spinophorosaurus.



Reconstrucción original de la vértebra dorsal de  Perijasaurus lapaz  gen.  et  sp. nov.   (UCMP 37689) en vista lateral izquierda, A, vista posterior, B, y en sección transversal en la marca de verificación, C. Nótese que las dos piezas de la vértebra, que no tienen encaje a presión, han sido parcialmente reconstruidas después de invertir el componente del arco neural superior. Modificado de Langston y Durham 

Un equipo de expertos liderados por el doctor en Paleontología Aldo Rincón Burbano, docente del Departamento de Física y Geociencias de la Universidad del Norte, pudo determinar gracias a una nueva preparación del fósil que se trataba de un nuevo género y especie de saurópodo.

“Si bien Perijasaurus lapaz está representado por una sola vértebra, esa región del esqueleto es la que aporta más información en los saurópodos, debido a una serie de láminas y otras estructuras”, señaló el doctor Martín Ezcurra, paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales y del CONICET.

“ Perijasaurus lapaz vivía en un ambiente de pendientes bajas asociadas a un río y una zona boscosa”, dijo Daniel Raad Pájaro, investigador de la Universidad del Norte, en Barranquilla ,Colombia.

“Encontramos arena fina y restos de hojas en el sedimento depositado en el área donde se encontró originalmente la vértebra, y es consistente con el sedimento dentro del arco neural de la vértebra, que solo se conservan cerca de una llanura de inundación, es decir, cerca de las laderas de un río, una zona boscosa”.




Los paleontólogos también determinaron las relaciones evolutivas de Perijasaurus lapaz a través de un análisis computacional.

“ Perijasaurus lapaz forma parte de la radiación temprana de los saurópodos, que incluye especies del sur de Sudamérica, África, Asia y Europa”, señaló el doctor Harold Jiménez Velandia, geólogo de la Universidad de Caldas.

La presencia de Perijasaurus lapaz en los paleotrópicos de América del Sur, junto con su estrecha relación filogenética con especies geográficamente extendidas que habitaban latitudes bajas, sugiere que los saurópodos se diversificaron y dispersaron con bastante rapidez después de un importante evento anóxico al final del Jurásico Inferior, cuando partes de los océanos se quedaron sin oxígeno en grandes áreas geográficas.

“Lo que vemos en el Jurásico Temprano, tanto en las latitudes altas como en las áreas más tropicales, es que las especies de saurópodos estaban interconectadas evolutiva y geográficamente, algo que también se había visto con otros grupos de dinosaurios carnívoros y herbívoros”, dijo el Dr. Ezcurra.



Resumen.

Perijasaurus fue encontrado en la Formación La Quinta en el norte de América del Sur, en lo que ahora es Colombia y Venezuela, lo que lo convierte en el hallazgo de un saurópodo suramericano situado más al norte y además es el primer dinosaurio registrado para la parte colombiana de la Formación La Quinta. Se interpreta que el ambiente de esa formación corresponde a lo que fue un bosque tropical de tierras bajas. Su ubicación y temporalidad sugieren que los primeros eusaurópodos alcanzaron una amplia distribución antes del rompimiento de Pangea y el cambio faunístico de la época del Toarciano. Otros dinosaurios de esta formación incluyen al terópodo averrostre troncal Tachiraptor​ y el ornitisquio Laquintasaura,​ ambos de Venezuela y procedentes de capas más algo antiguas (del Hettangiense).

viernes, 19 de julio de 2024

"SER NATURALISTA ES MEJOR QUE SER REY": WILLIAM BEEBE.

 ¿Qué formas de vida deparan las profundidades del océano? Se preguntaba Charles William Beebe hacía principios de la década de 1930.

Nacido en Brooklyn el 29 de julio de 1877, dedicó sus estudios y la vida a la zoología, empezando como cuidador de aves en la Sociedad Zoológica de Nueva York y posteriormente viajando como aventurero y naturalista por Asia y Suramérica. Durante el curso de una de sus expediciones a las Islas Galápagos a mediados de los años 1920, Beebe desarrolló gradualmente un interés por la fauna marina de las grandes profundidades.


Esto le llevo a formar equipo con el inventor Otis Barton, con quién diseñó y construyó la primera batisfera con la colaboración de la Watson-Stilman Hydraulic Machinery Company. Esta se trataba de una esfera de acero con 1,42 metros de diámetro interior y un peso de 2.250 kilogramos, contando con tres pequeñas ventanas de 20 centímetros de diámetro con cuarzo fundido de 7,5 centímetros de grosor. Por la tecnología de la época, esta carecía de medios de propulsión y funcionaba suspendida de un cable de acero de mil metros de longitud, junto con un conducto por donde pasaban un par de cables telefónicos y dos cables eléctricos que alimentaban un reflector para alumbrar el exterior.


El submarino tenía capacidad para dos tripulantes con oxigeno asegurado para seis horas, en tanto que la cal sodada y el cloruro de sodio de unos recipientes se encargaban de absorber el dióxido de carbono y la humedad, respectivamente.

Llevaron a cabo más de 30 descensos al océano. Entre el 25 de mayo y 30 junio, realizaron las primeras 15 pruebas de inmersión en las que llegaban a profundidades aproximadas de 243 metros a 16 kilómetros de las Bermudas. El récord lo batieron el 11 de junio de 1930, al descender 430 metros. Durante la inmersión, estuvieron conectados a la superficie por un cable y una conexión telefónica, con miles de oyentes ansiosos a las noticas de las profundidades que ningún ser humano había presenciado antes “Solo los hombres muertos se han hundido debajo de esto”, decía Beebe, mientras comentaba todo el descenso viendo por la ventana.


Dos años más tarde llegaron a alcanzar los 650 metros, y el siguiente récord lo batieron el 11 de agosto de 1934 al entrar los 906 metros, el mayor descenso hasta el momento. Esta inmersión generó mucho interés y publicidad, pero Beebe estaba más interesado en su valor científico para descubrir y describir especies marinas nunca vistas.

A nivel práctico, la batisfera abrió el camino hacia nuevas profundidades pero con un gran riesgo, ya que, al carecer de movilidad propia, su seguridad estaba sujeta enteramente al cable al que estaba vinculada.


William Beebe y Otis Barton a un lado de la batisfera.

Las inmersiones de Beebe tenían como objetivo el estudio de la fauna marina. Entre dichas observaciones, Beebe estudió el cambio de color del agua resultante de la pérdida de la luz de la superficie a medida que bajaba, al igual que el descubrimiento de la existencia de peces por debajo de la cota donde llegaba la luz solar. Por ejemplo, a 630 metros de profundidad, tuvo la ocasión de contemplar el paso de dos peces de dos metros de largo a una distancia muy cercana de la batisfera.


mágenes del libro de Beebe «Half Mile Down» (Media Milla Abajo en español).

Posteriormente, continúo con su investigación oceanográfica en Baja California y a lo largo de la Costa Pacífica de Centroamérica. Siguió con sus estudios naturalistas por el resto de su vida hasta fallecer en Trinidad y Tobago el 4 de junio de 1962.

Fue el primer científico conocido y bien capacitado en utilizar el buceo con casco como parte de su investigación de campo y sirvió como base para la mayoría de avanzas oceanográficos que vendrían en los siguientes años.

Después de bucear con la Batisfera, Beebe regresó a los trópicos y comenzó a estudiar el comportamiento de los insectos . En 1949 fundó una estación de investigación tropical en Trinidad a la que llamó Simla, que todavía está activa y forma parte del Centro de Naturaleza Asa Wright . La investigación de Beebe en Simla continuó hasta su muerte por neumonía en 1962 a la edad de 84 años.


Portada de la edición de abril de 1906 del New York World escrita por William Beebe, centrándose en la biodiversidad de las aves en el Zoológico del Bronx.


A lo largo de su carrera, Beebe escribió más de 800 artículos y 21 libros, incluida una monografía de cuatro volúmenes sobre faisanes. Hasta 64 animales recibieron su nombre y él mismo describió una nueva especie de pájaro y 87 especies de peces. Mientras que 83 de los peces se describieron de forma convencional, los cuatro restantes se describieron únicamente basándose en observaciones visuales.

Junto con su análisis de la filogenia del faisán y sus estudios de la vida en las Islas Galápagos, una de las principales contribuciones de Beebe al campo de la biología evolutiva fue su hipótesis de que los antepasados ​​de las aves pasaron por una fase llamada "etapa Tetrapteryx, con alas". en todas las extremidades, delanteras y traseras. Beebe basó esta teoría en la observación de que los recién nacidos y los embriones de las aves modernas tienen largas plumas en las patas traseras, lo que consideraba un atavismo . También prestó atención a vestigios de alas en las patas de un ejemplar de Archaeopteryx . Beebe presentó su idea en un estudio de 1915 publicado en Zoologica , titulado "Una etapa del Tetrapteryx en la ascendencia de las aves".


En 2003, la hipótesis de Beebe fue respaldada por el descubrimiento del Microraptor gui , un pequeño dinosaurio emplumado que poseía plumas de vuelo asimétricas en las cuatro extremidades. La hipótesis de Beebe ahora se considera pionera por su predicción de la anatomía y la postura en el deslizamiento del Microraptor gui , que Richard Prum describe "como si pudiera haber salido directamente de las notas de Beebe". El descubrimiento de este animal tuvo el efecto de revitalizar la teoría de Beebe según la cual las plumas de las patas eran originalmente importantes para el vuelo de las aves. 


William Beebe es considerado uno de los fundadores del campo de la ecología , además de ser un destacado defensor del conservacionismo en el siglo XX . También es recordado por las numerosas teorías que formuló sobre la evolución de las aves , hoy consideradas adelantadas a su tiempo, especialmente la hipótesis de 1915 según la cual la evolución del vuelo de las aves pasaba por una etapa de vuelo de cuatro alas o "tetrapteryx", sustentada por el descubrimiento en 2003 del Microraptor gui .

jueves, 18 de julio de 2024

LOS TRILOBITES, VERDADEROS TESOROS DE LA PALEONTOLOGÍA.

 Los trilobites, criaturas extintas que una vez dominaron los océanos del planeta, son auténticos tesoros de la paleontología. Estos antiguos artrópodos, que vivieron hace más de 500 millones de años, nos ofrecen una ventana fascinante al pasado prehistórico.


Los trilobites son una clase extinta de artrópodos marinos que prosperaron durante la era Paleozoica, específicamente desde el período Cámbrico hasta el Pérmico, hace aproximadamente 520 a 250 millones de años. Su nombre, “trilobite”, deriva de la estructura de su cuerpo dividido en tres lóbulos longitudinales: un lóbulo central (axial) y dos lóbulos laterales (pleurales).




Los trilobites poseían un exoesqueleto duro, compuesto principalmente de quitina y calcita, que se fosilizaba con facilidad. Este exoesqueleto estaba segmentado y dividido en tres partes principales:

Cefalón: La cabeza, que incluía ojos compuestos, antenas y varias piezas bucales.

Tórax: Una serie de segmentos articulados que permitían flexibilidad y movimiento.

Pigidio: La cola, compuesta por segmentos fusionados.



Durante su existencia, los trilobites experimentaron una notable diversificación, con más de 20.000 especies identificadas hasta la fecha. Esta diversificación fue impulsada por adaptaciones a una amplia variedad de hábitats marinos, desde aguas poco profundas hasta profundidades oceánicas.

Los trilobites también exhibieron una amplia gama de tamaños, desde menos de un centímetro hasta más de 70 centímetros de longitud. Su evolución incluyó el desarrollo de complejas estructuras oculares, lo que sugiere que tenían una visión avanzada, posiblemente superior a la de muchos de sus contemporáneos.


El abundante y diverso registro fósil de los trilobites ha proporcionado a los científicos una herramienta valiosa para estudiar la geología y la biología del Paleozoico. Los trilobites son utilizados como fósiles guía, lo que significa que ayudan a los geólogos a datar las capas de roca y a correlacionar estratos geológicos en diferentes ubicaciones. La extinción masiva de los trilobites al final del período Pérmico marca un evento crítico en la historia de la vida en la Tierra.



Los trilobites han sido fundamentales para varias áreas de investigación científica:

Evolución de los Artrópodos: Al estudiar los trilobites, los científicos han podido trazar la evolución temprana de los artrópodos, un grupo que incluye a insectos, arañas y crustáceos.

Paleontología: Los fósiles de trilobites han ayudado a refinar técnicas de datación y análisis estratigráfico.

Biología del Desarrollo: Las variaciones en las formas y estructuras de los trilobites proporcionan información sobre la evolución del desarrollo biológico en los invertebrados.

A pesar de su éxito evolutivo, los trilobites no lograron sobrevivir a la gran extinción del Pérmico-Triásico, hace aproximadamente 252 millones de años. Esta extinción, la más severa en la historia de la Tierra, eliminó alrededor del 90% de las especies marinas. Las causas exactas de esta extinción siguen siendo objeto de investigación, aunque se cree que factores como el cambio climático, el vulcanismo masivo y cambios en los niveles del mar jugaron roles importantes.

Los trilobites han capturado la imaginación de personas de todas las edades. Sus fósiles se encuentran entre los más buscados por coleccionistas y aficionados a la paleontología. Además, su distintiva apariencia ha inspirado representaciones en la cultura popular, desde joyería hasta arte y literatura.